lunes, 8 de julio de 2013

Nos merecemos un buen recuerdo.

Hoy quiero brindar por los reencuentros fortuitos, por las casualidades ocultas, por los enamoramientos de medio minuto.
También quiero brindar por las otras casualidades, esas que parecen calculadas al milímetro, por los reencuentros pasionales y merecidos y, como no, por los amores que nos enloquecen día y noche durante más tiempo del que nos gustaría reconocer.

Otro motivo por el que brindar sería el paso del tiempo, a veces tan afortunado y otras tan desgraciado, por los dos puntos de vista de olvidar a una persona, y como otras tantas veces se agradece el no haberla olvidado, como después de tres años las cosas surgen como deberían haber surgido en el primer encuentro, o como tras siete años sucederán... Como nos llenamos de supuestos e ilusiones que alimentamos día a día.

Alzaría una última copa por el cariño, ese siempre existirá y sobrevivirá a mis (des)enamoramientos de cada verano, a cada vez que (no) intento olvidarte; sobrevive a mi, a ti, a nosotros, nos vence y nos une y hace más fuertes, más capaces de no morir en el intento de luchar contra nosotros mismos.


Habrá un día en el que no podamos más, y entonces lo podremos todo.

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