También quiero brindar por las otras casualidades, esas que parecen calculadas al milímetro, por los reencuentros pasionales y merecidos y, como no, por los amores que nos enloquecen día y noche durante más tiempo del que nos gustaría reconocer.
Otro motivo por el que brindar sería el paso del tiempo, a veces tan afortunado y otras tan desgraciado, por los dos puntos de vista de olvidar a una persona, y como otras tantas veces se agradece el no haberla olvidado, como después de tres años las cosas surgen como deberían haber surgido en el primer encuentro, o como tras siete años sucederán... Como nos llenamos de supuestos e ilusiones que alimentamos día a día.
Alzaría una última copa por el cariño, ese siempre existirá y sobrevivirá a mis (des)enamoramientos de cada verano, a cada vez que (no) intento olvidarte; sobrevive a mi, a ti, a nosotros, nos vence y nos une y hace más fuertes, más capaces de no morir en el intento de luchar contra nosotros mismos.
Habrá un día en el que no podamos más, y entonces lo podremos todo.

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