Sólo sé que ahora sonrío más y refunfuño.
Canto doscientas canciones al día y no me sé la letra de la mitad.
Chillo cuando hablo y susurro que no quiero que te marches.
Cuento los días y pierdo la cuenta.
Desordeno mis pensamientos pero cada cosa sigue en su rincón.
Duermo menos y es que, a veces, estar despierto es bueno.
Sueño más, y en ocasiones no es sueño, es realidad.
Y tiene que ver más allá de como me comporto.
Será algo así como la esencia, que la siento más real.
Como cuando anochece y la dama de noche desprende su olor, su esencia.
Será que ha oscurecido
o que tú me has apagado la luz y la luna.

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