Lleva mucho tiempo sentada en el mismo sofá, anestesiada por dentro.
Capaz de curar las emociones, capaz de solucionar las comeduras de cabeza de los demás.
Ella es el tipo de personas que tiene una sonrisa sincera, que encuentra flores en el asfalto.
Desea lo mejor para ti. Eso si, promete no besar más sapos.
Por dentro está llena de taras y risas. Está desaprendiendo a llorar, se la está dando bien.
Alza la copa en una noche cualquiera y brinda por la amistad sincera y suelta una carcajada.
Ha cometido mil errores, algún que otro valió la pena.
No sabe lo que quiere, pero si sabe lo que no quiere.
No quiere seguir encerrada presa del miedo, no quiere reciclar más besos.
Que no ha perdido la esperanza, pero, probablemente haya madurado, y su esperanza esté en un punto muy diferente de dónde estaba hace unos meses.
Todo ha cambiado, pero a la vez todo es igual.
Quizás sea impresión suya. Los sentimientos ya no son tan intensos, más bien son difusos, o bien, se han bifurcado.
Pese a todo ella sigue soñando, despreocupada, dejándose llevar por el momento, concentrada en ser feliz.
Ella puede ser un efímero resplandor o una luz eterna.


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