sábado, 28 de diciembre de 2013

2013, el silencio aviva los remordimientos.

Da rabia pensar que sólo somos capaces de valorar algo cuando se acaba o cuando vemos su fin, y año tras año nos vemos en diciembre sopesando el año.

Digamos que muchas veces quieres huir de todo lo que has hecho y otras tantas sólo alargarlo, pero, ¿qué pasa cuando en un mismo año te han pasado las cosas más maravillosas y las más terribles? ¿Entonces quieres que se acabe o tienes derecho y licencia para alargarlo? Puede que sea la peor de las encrucijadas pero al final sólo quieres volver atrás, siempre queremos volver, bien para hacer todo exactamente igual o para cambiar las cosas, 365 días nos parecen muchos en enero y pocos en diciembre.

Y al final pasa lo que pasa en todos los finales que te quedas con sabor agridulce, que mil cosas que querías hacer no hiciste pero acabarás dando las gracias por todo y repitiéndote que tienes lo mejor junto a ti, pero cada año que pasa ''lo mejor'' es tan distinto, de enero a diciembre hay realmente mucho tiempo.

Y luego pones la banda sonora de todo el año y terminas llorando, porque cuando eres feliz lloras, y cuando estás triste también. Y te das cuenta que has sido muy feliz, que has tenido mil oportunidades y que has tenido lo mejor, aunque el año que viene no sean los mismos; pero también has sufrido mucho y has desperdiciado demasiadas oportunidades aunque termine pesando lo bueno.

(Las lagrimas que saben más amargas son las que llevan
dentro las palabras que se quedaron en tu corazón)

Para todos los que han estado y están, para todos los que se fueron, para todos los que volverán y para aquellos que no volveremos a ver, para los que ríen porque sí, para los que lloran. Para todos los que han formado parte, por muy pequeña que haya sido, de este 2013, de mi 2013.

Gracias.

Por un bonito 2014.