miércoles, 22 de agosto de 2012

Vamos a embotellarnos.

Arañemos los buenos momentos, hagámonos eternos, sonriamos a los problemas, disfrutemos al máximo de la soledad, en ocasiones es buena.
Dejemos de respirar cuando estemos juntos, o bien cuando estemos separados. 
Saca a pasear mi alegre felicidad, bueno, yo lo haré por ti. Vamos a mimarnos, pero sin tocarnos. 
Arráncale las ganas al tiempo, deja que todo suceda, pero que no se te escape ni un segundo.
Duerme tranquilo y despiértate en mitad de la noche pensando en mi. Dame los buenos días y las buenas noches.
Deja que la función termine, ya empezará otra.
Estropéalo todo y arréglalo con una sonrisa elusiva. Canta bien alto, tanto como para que te oiga desde aquí.
Declárale la guerra al mundo, pierde la batalla. Yo te consolaré, planearemos juntos un nuevo asalto.
Juega con las emociones, hazlas levitar, alto, de forma infinita. Hasta que te pare los pies. 
Inventemos una historia al sol para darle a tus mejillas su color. 
Llorémosle al olvido cuando no sintamos fuerzas.
Saltemos hasta el cielo mientras nos dure la alegría. 
Pero sobre todo bailemos con la felicidad.
Tan cierto como que cada recuerdo será embotellado.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Luna de verano.

El cuerpo y el pelo huelen a verano. 
Huelen a ganas de más. A días eternos en la playa. A noches con las amigas. Noches como la de hoy. 
Hoy nos despediremos de muchas cosas. Más de las que creemos. 
Diremos adiós a la primera etapa del verano. 
Ha sido fantástica. Cada año se supera. Y no deja más que un sabor dulce para el que viene. 
Hoy como última noche quiero estar con ellas
Quiero disfrutar cada instante de esta noche. Será la última del verano. 
Para ello sólo necesito unas cuantas sonrisas junto a mi, mis tacones más altos, y nuestras ganas de comernos el mundo... y la noche.
Hasta el verano que viene Suances.



viernes, 3 de agosto de 2012

Nunca saber dónde puedes terminar, o empezar.

Empieza la partida de 0.
Ella se acerca, lentamente, sonríe. Sabe que esa noche va a ser la definitiva. La que lo va a decidir todo. Pero no sabe hasta que punto.
Saluda. Sin miedo. Se convierte en la persona más simpática y agradable del lugar. 
Sabes de sobra cual es su objetivo de esa noche, pero tu intención no es más que meterte en medio y hacerla tuya.
La camelas con palabras preciosas, y la acusas de ser la única que te ha tratado bien en toda la noche. 
Tres palabras. Dos miradas. Una sonrisa. Es tuya.
Te inclinas y la besas. Ella te corresponde. Se siente la chica más especial del mundo.
Se acaba la noche. 
Ella se va a su casa sin dudas. Sabe que ha hecho lo correcto.
Pasan los días. La vuelves a ver. Desde lejos puedes percibir su mal humor por tu tardanza. Llegas y su cara cambia. Se ilumina. Parece que tienes un efecto magnetico sobre ella.
Dais ocho pasos y no aguanta más. Se inclina y te besa con todo el amor que llevaba tanto tiempo guardado.
Es hora de la despedida. Ella no quiere irse. Daría lo que fuera por quedarse una hora más contigo. Pero no es posible. Se aleja. Pero antes de que nadie se de cuenta se da la vuelta y te besa por última vez. Un beso corto. Sencillo. Sincero. Un beso de hasta mañana.
Y cuanta razón tenía ese hasta mañana.
Jamás pensaste en encontrarla allí. Y menos en esa situación. No sabeís ninguno de los dos que hacer. 
Ella se muere de ganas por sentarse a tu lado y decirte que quiere pasar toda la tarde contigo paseando.
No pasa nada. Silencio. Tensión. Alguna mirada complice. 
"Todo va a salir bien" esas son las cinco palabras fetiche de sus amigas. Confía en ellas como si no hubiera mañana. Sabe que se alegran de verdad por ella.
Ella te va a dejar jugar con su corazón. Deja a demasiada gente jugar con el.
Pero trátale con cuidado. Aparentemente está sanado y fuerte, pero es frágil, mucho.
Ella sólo quiere tener su cuento de principes y princesas.
No la dejes que se encapriche de verdad a menos que pretendas encapricharte tú de ella.
Pero por ahora todo empieza de 0. Dejemos que la partida avance.